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Este -ya- pasado verano he vivido uno de los momentos de amor-odio en torno a la tecnología más intensos que recuerdo. Sí porque me encanta que la tecnología haga cosas extraordinarias, pero es tremendamente desalentador cuando un error tecnológico no sólo hace -lógicamente- que algo salga mal, sino que la metedura de pata nos lleva al ridículo nacional e incluso internacional cuando se produce en un ámbito público y tremendamente trascendente.
¿Qué tal? Soy Amador Cámara, @elCatite, El Periodista de Yslamac.es, y con este podcast comienzo la octava temporada para La Ysla de los Macníficos con mi Report del mes de septiembre de 2023. Y lo hago, como os he comentado antes, contento y también triste porque hoy hablaremos de tecnología aplicada al deporte, en concreto al atletismo, y donde un error garrafal hizo que se truncaran numerosas ilusiones y grandísimas expectativas de futuro.
Aunque… bueno…. ¿fue realmente un error tecnológico?
Hace años, cuando no había tantos canales de televisión ni tantas posibilidades para ver todo tipo de deportes, como ocurre actualmente, era todo un acontecimiento familiar sentarse frente a una de las dos cadenas que había en el televisor (el atletismo normalmente se emitía por la segunda cadena), y disfrutar de lo lindo de la competición. Todos íbamos con alguno de los participantes, disfrutábamos con sus victorias, y si era eliminado, pues nos hacíamos de otro. Era como si nosotros mismos estuviésemos compitiendo.
Hoy la cosa ha cambiado completamente porque hay tantos deportes que ver en cualquiera de los miles de canales de televisión a los que tenemos acceso, que parece no haber vida más allá del fútbol.
Por eso mismo sentí un regustillo especial, una vuelta al pasado cuando por casualidad toda la familia nos quedamos -sin querer y sin buscarlo, insisto- frente al televisor disfrutando de la magnífica competición de salto de longitud que nos ofrecían las atletas españolas durante el reciente Campeonato de España de Atletismo.
La competición estaba siendo alucinante, con marcas de calidad internacional, y acabó así:
- Tessy Ebosele se proclamó campeona de España con un espectacular mejor salto de 7m y 9 cms. Un marcón porque batía el récord de España en poder de Niurka Montalvo con 7m6cm (conseguido en Sevilla en el año 1999). Lo que ocurre es que la marca de Ebosele no servía para mejorar el récord nacional porque se producía con excesivo viento a favor.
- María Vicente fue medalla de plata con 7m02cm, es decir, a cuatro centímetros del récord de España, aunque también fue un salto con excesivo viento. De todas formas, os podéis hacer una idea de la magia del momento por la espectacularidad de los concursos de las atletas
- Fátima Diame completó el podio llevándose el bronce con un salto de hizo 6m94cm. Otro “saltaco”.

No hubo error tecnológico sino ¡¡¡humano!!!
Era una competición histórica, no únicamente por el nivel de estas tres atletas sino por los grandes saltos de otras participantes. Y nuestra emoción era también “superior” hasta que llegó el bajonazo con el presunto error tecnológico como indicaba un comunicado de la Real Federación Española de Atletismo.
Si queréis saber lo que pasó, os animo a escuchar el podcast. Pero ya os adelanto que no fue un error tecnológico sino una cagada humana.
Lo que también me llama la atención es que pase esto y no “ruede ninguna cabeza”. Al menos, no ha trascendido. Fue un asunto tremendamente grave, que afectó no sólo a los resultados sino a la confianza de los propios atletas…. ¿¿¿¡¡¡y no pasa nada!!!???
Una vez más un error humano ensombrece la efectividad de la tecnología.
En fin. Al menos la tecnología no erró. Fue…. ¡¡¡¡¡el maquinista!!!!