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Hace unas semanas vimos, algunos con gran cabreo, cómo se nos ensuciaban coches, casas, piscinas, calles… por la abundante arena llegada del desierto del Sahara. Era un intenso episodio de Calima que no sólo tiene elementos negativos sino todo lo contrario.
Hola, soy Lorenzo, El Almirante de Yslamac, y en el Report de este mes de mayo os hablo de ese extraño, bonito y también molesto fenómeno. Y lo hago a instancia de mi compañero en las ondas @elcatite, quien me pidió dedicara este espacio a aclarar si, como había escuchado en ambientes agrícolas, la calima era un amigo de suelos y cultivos.
Cada cierto tiempo, en la Europa septentrional y más concretamente en la Península Ibérica asistimos a unos fenómenos atmosféricos que nos tornan una visión anaranjada de los paisajes. La dispersión de la luz por las partículas del aerosol, formado por el polvo en suspensión que viajó desde la profunda África, nos anuncia que el desierto ha volado hasta nuestras ciudades.
Calima, abonado extra de cultivos
Una pincelada de la génesis del fenómeno nos ayuda a comprender que no todo son inconvenientes cuando dice de aparecer la temida Calima. El apasionante viaje de más de 3.500 kms desde el tórrido desierto del Sáhara hasta nuestro hábitat impacta en nuestras modernas poblaciones pero también influye positivamente en nuestro suelo y, por lo tanto, en nuestros suelos.
Los agricultores pueden estar contentos porque han recibido un abonado extra en sus cultivos. Escuchad el podcast y sabréis la razón.