Precisión relojera

Como imagino que ya todos conocéis, los relojes son una de mis muchas debilidades. No le hago ascos a ninguna tecnología, ni a ningún modelo: desde el más humilde reloj enteramente digital, al más sofisticado de los mecánicos, – complementados con gran diversidad de complicaciones-,todos me resultan curiosos. Ni que decir tiene que tampoco establezco un filtro en función del objetivo que buscaban cuando fueron diseñados, ya sea para ser llevado en la muñeca, para marcar la hora desde una pared o un diminuto reloj despertador de viaje en la mesilla de noche de cualquier hotel de la geografía o un majestuoso reloj en un campanario de una imponente catedral gótica; todos me atraen poderosamente. Si he reconocer que siento un amor mas especial por aquellos en cuyo interior late un corazón mecánico, esa maravilla de la ingeniería que han sabido plasmar los más afamados maestros relojeros. Ahora bien, como casi todo en esta vida, la economía es la que pone barreras a nuestros anhelos y al final debemos conformarnos con aquellas piezas que estén a nuestro alcance. Aún así, siempre podemos observarlos en museos, revistas especializadas, libros, o en ese lugar donde podemos encontrarlo todo hoy en día y que se llama internet

Hoy, de forma recurrente vuelvo a los relojes. Se notan mis preferencias, ¿verdad?. Hoy os quiero contar algunas curiosidades de algunos relojes. Hace unos días cayó en mis manos un diminuto despertador digital de la firma alemana Braun. Cuando digo diminuto, es diminuto, 5,5×5,5×2,0 cm. Totalmente negro y con unos dígitos blanquecinos muy atractivos.Me atrae su simpleza, solo marca la hora y dispone de una alarma progamable con un timbre «in crescendo» muy agradable.

Pensareis, y bueno ¿donde está lo llamativo para que le haga una especial mención? Pues bien, son dos cualidades las que me hicieron fijarme en éste «cacharrito». La primera la atenuación de la luz de los dígitos, que no atrae mi atención durante la noche como algunos despertadores que ya tuve y que resultaban demasiado incómodos, llegándo incluso a darles la vuelta. Éste, si necesitas ver con claridad la hora solo tienes que rozar ligeramente la parte superior y mágicamente los dígitos se tornan de un blanco brillante; pasados unos segundos vuelven a su atenuación normal. La segunda cosa que me llamó la atención era que era radiocontrolado, o sea, extremadamente preciso. Algunas veces a este tipo de relojes también se le denomina relojes atómicos . Esta última denominación proviene de la primera definición: radiocontrolado. Los relojes atómicos son ampliamente conocidos pues son los que marcan el Tiempo Universal Coordinado (UTC). Están basados en la precisión de la desintegración de una serie de isótopos de elementos conocidos en el tiempo. Por tanto un reloj radiocontrolado es aquel que es capaz de sincronizarse a distancia con el reloj atómico, es decir, marcar la misma hora y la fecha del reloj atómico.

Cuando hablo de sincronización me refiero a que el reloj atómico emite unas señales de radio frecuencia que son recogidas por el receptor del reloj radicontrolado para ajustar la hora.

Actualmente existen diferentes relojes atómicos distribuidos por el mundo, de ahí que dependiendo de área geográfica donde nos encontremos nuestro reloj recibirá una señal u otra. En Europa dos son las principales frecuencias con la que nuestros relojes se sincronizaran: la MSF(60 KHz)emitida desde Anthorm, Cumbria (UK) y la DCF77 de 77,5 KHz emitida desde el Instituto Alemán de Meteorología en Mainflingen (Alemania).En concreto, si nos encontramos en España ésta ultima será la más accesible. Esta frecuencia corresponde a la parte del espectro radioeléctrico inferior (LF) que van de los 300 Hz-300 KHz y cuya longitud de onda es de 3,8 Km, …casi na. Esta señal a partir de los 1000 Km se debilita bastante y la recepción en Jaén se complica aunque al final se consigue. No olvidéis que la intensidad de la señal es inversamente proporcional a la distancia del receptor.

Hay una serie de factores que afectan a la recepción de la señal como pueden ser el clima. Las nubes y las lluvia afectan negativamente a la propagación de las ondas de radio y por tanto nos pueden complicar disponer de una señal.

Las interferencias electromagnéticas también afectan la recepción de la señal y es por lo que la mayoría de los relojes radiocontrolados se programan para actualizarse por la noche. Evitar la cercanía con dispositivos que generan ruido electrónico como los teléfonos móviles, routers, luces led, etc facilitaran una mejor recepción.

En general los relojes radicontrolados son multibanda y pueden decodificar las señales de diferentes relojes atómicos. Esto significa que independientemente del área geográfica donde nos encontremos siempre tendremos un reloj atómico que emita una señal para sincronizar nuestro reloj.

Un reloj atómico tiene una precisión de 1 segundo cada 300000 años y sabiendo que los relojes radiocontrolados se actualizan una vez al día y que un oscilador de cuarzo de un reloj suele desviarse una media de 1 s al día podemos inferir que un reloj radio controlado tendrá una precisión de +/- 0,5 s/día lo cual es una excelente precisión. Aún así hay relojes que se sincronizan varias veces al día con lo que la precisión mejora sustancialmente.

Otra de las características de estas obras de la ingeniería es que corrigen automáticamente los horarios de verano, los años bisiestos o cualquier variación que afecte a la hora.

A finales de 1980 la empresa alemana Junghans popularizó estos relojes con su reloj de mesa radiocontrolado. Diez años después introdujo el primer reloj de pulsera radiocontrolado al que denominó MEGA 1

Hoy donde muchos de nuestro relojes son «smart» la sincronización la obtienen de su conexión a internet, quizá uno de los primeros pasos de IoT. Normalmente todos vienen con osciladores más o menos precisos capaces de ofrecernos la información horaria aún sin conexión a internet aunque la precisión le viene dada por ésta.

Como veis el pasado sigue estando presente y a poco que nos fijemos lo encontramos delante de nuestros ojos y no deja de ser un ejercicio placentero detenernos e intentar conocer que hay mas allá de la representación fría de unos dígitos en una pequeña pantalla de cristal líquido.

Esta fue mi incursión del mes de diciembre y confió en que os haya despertado la curiosidad sobre estos dispositivos y la cantidad de principios físicos que esconden detrás de su funcionamiento. Como siempre me podéis escuchar en las plataformas habituales de podcast así como es nuestra web yslamac.es (con y griega). Y recordad, cualquier feedback o sugerencia nos ayuda a centrarnos en temas que pudiesen ser de vuestro interés.

Voy a aprovechar para desearos unas muy felices fiestas y desearos lo mejor para el año que está a punto de llegar.

Feliz Navidad.

Lorenzo morillas

El Almirante


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