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Hay que ver cuan rauda ha transcurrido la última vuelta al sol. Sí, no me he vuelto loco, me refiero a el último año. En esta semana, con la vista puesta atrás, me ha parecido que el tiempo ha volado. Quizá es una señal inequívoca de que las sensaciones son inversamente proporcionales a los años que hemos vivido y el paso del tiempo acelera cuando cumplimos años. Mi alambicado razonamiento quizá me conduce a apreciaciones equivocas pero sin ánimo de entrar en disquisiciones filosóficas es la sensación personalísima que tengo: el tiempo pasa más rápido conforme más edad tenemos.
Soy Lorenzo, el almirante de la Ysla y este es mi report del primer mes del año.
Escasamente han transcurrido algunos días, en concreto cuatro, desde que la Magia nos ha cubierto con su manto a casi todos; me llenaría de satisfacción decir que a TODOS.
Cuando digo magia me refiero también a ilusión, seguramente será un sinónimo pero en este momento no estoy seguro que la RAE así lo tenga determinado. Me refiero a la noche mágica, la noche de Reyes, esa cita del calendario cristiano que llega cada madrugada del día 6 de enero. Sin duda la traslación del significado religioso al material podría significar poco, pero…¿hay algo mas maravilloso que ver la cara de los niños cuando descubren los presentes que sus majestades los Reyes Magos les han dejado? Me atrevo a decir que NO, que ese instante no tiene precio. Los que tenéis hijos estoy seguro que me entendéis.
Pero no nos ciñamos a los niños. Yo hace ya muchísimos años que deje de ser niño y aún teniendo un ligero conocimiento de como se cocina esa magia, he de confesar que me queda espacio para ilusionarme.
En esta ultima iteración de día D de los Reyes Magos, he de confesaros que sí, realmente me he ilusionado y os voy a contar el porqué. En esta ocasión estaba totalmente ajeno o mejor dicho no tenía ni la más remota idea de que tramaban los Reyes Magos de casa para sorprenderme. Hay que reconocer que a día para la mayoría de nosotros resulta difícil asombrarnos. Afortunadamente tenemos de casi todo.
La mañana del día de Reyes me levanté temprano. Esto último no es ninguna novedad tampoco, la edad parece que acorta las horas de sueño también. Como era fecha tan señalada me dirigí a la sala principal de mi casa para ver que habían tenido a bien obsequiarme sus majestades; como he sido quasibueno durante el año estaba seguro que me habrían tenido en sus pensamientos.
Una rápida mirada al sofá y primorosamente colocados se encontraban unos paquetitos en los cuales habían escrito mi nombre. También en una rápida mirada pude observar que alguno de los moradores de la casa había madrugado más y había sembrado la sala con los brillantes envoltorios de los regalos.
A lo que vamos, mis regalos estaban claramente identificados y envueltos. A primera vista no podía imaginar que ocultaban. Con una creciente inquietud los tomé y me dispuse a retirar cuidadosamente el recubrimiento que velaba su contenido y…oh, sorpresa, cositas de Apple, la marca de nuestros amores.
La verdad que me ha hecho una ilusión infinita. Ver en su inmejorable presentación unos AirPods de 3a generación y un precioso AirTag con mis iniciales impresas en color gris sobre el resplandeciente blanco que quedan la mar de bien.
La verdad que los AirPods me llegan en el momento justo que los que estaba utilizando hasta ese momento estaban diciendo que necesitaban un recambio. Me sorprende el magnifico diseño, como han mejorado la estética reduciendo el vástago que queda colgando fuera del oido y como han mejorado apreciablemente el sonido. He de decir que no soy un excelso melómano pero si lo suficiente para apreciar el incremento de calidad. Su estabilidad en el oido parece buena quizá debo acostubrarme a un ángulo determinado que haga que se mantengan el mayor tiempo posible sin salirse. Os confieso que mi experiencia con los Pro de primera generación fue un desastre. No me resulta nada cómodo el concepto “in era”, la silicona ajustada en el conducto auditivo me resulta demasiado molesta.
Evidentemente no tienen la calidad sonora de los auriculares de diadema, pero hasta donde alcanza el tiempo que los he estado usando los recomiendo por su calidad, diseño y versatilidad. Los he utilizado con el Mac, con el iPad el iPhone y diferentes Apps con una satisfacción general. Con Android y Windows (Pc Dell) he podido comprobar que llevan a cabo su función sin fisuras. En resumen: MUY CONTENTO Y SATISFECHO.
El AirTag no deja de tener su punto de maldad al recordarme que viene a ser un dispositivo que sustituye en cierto modo a nuestra memoria. Del diseño nada que decir, excepcional, a lo que nos tiene acostumbrados Apple. Su funcionamiento cuanto menos curioso aprovechando la cercanía de dispositivos de la marca para “comunicarse” con ellos y enviar la ubicación. De momento lo he colocado en la mochila y las pruebas me dicen que es bastante preciso revelando la posición. El llavero para colocar el AirTag es precioso, de un color azul intenso que podría fácilmente incorporarse a las llaves.
Como no podía ser menos, en esta ocasión la tecnología también está presente en este día mágico y Apple, aunque algunas veces nos decepciona con algunas decisiones, no deja de tener su lugar en nuestro corazón.
Espero que esta ilusión que os he compartido se haya puesto de manifiesto también en vuestras vidas y en ese día tan maravilloso que es el de Reyes Magos.
Disclaimer: nada de anterior sería factible ni tendría sentido sin una maravillosa familia en el “backstage” de nuestras vidas.
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No quisiera acabar sin manifestaros mis mas sinceros deseos de felicidad para el año que acabamos de empezar.